miércoles, 13 de febrero de 2013

Un bucle terrible.

He entrado en bucle. El hecho de vivir dentro de una rutina constante y terriblemente inactiva y aburrida me ha llevado a plantearme la aventura de pasar un año fuera. He estado mirando diferentes programas que ofrecen algunas embajadas y he encontrado uno en concreto, para irme a Canadá, que resulta bastante apetitoso. Como el plan de vivir un año lejos de aquí me apasiona bastante, me planteo indagar y enterarme bien de las condiciones del programa para poder hacerme una idea de como sería mi año fuera.
Me imagino a mi misma bajando a Madrid a la embajada, llevando papeles, trayendo papeles, volviéndolos a llevar, renovando DNI, actualizando pasaporte, mirando vuelos, etc. Y de pronto me colapso. ¡Sólo de imaginarlo! No quiero ni pensar como sería vivirlo realmente. El colapso llega hasta tal punto que decido no mirar nada más, aguantarme y conformarme con pasar otro año más aquí, lo que me conduce a imaginarme como puede ser el año que viene si no cambio se aires.
De nuevo empiezo a pensar en diferentes procesos como echar currículums en coles, preparar oposiciones, buscar trabajos alternativos, continuar con el día a día de los últimos años... Y, otra vez, decido volver a cambiar de idea, vuelvo a querer irme de España, idea que me conduce, de nuevo, al paso uno.
Esto, lógicamente, me está volviendo loca. No es saludable cambiar de idea tantas veces sobre un mismo tema, sobre todo si las repercusiones son a gran escala. He decidido que lo más sencillo y maravilloso sería que alguien, otra persona que no sea yo, lo mirase y preparase por mi, pero tiene que ser alguien sensato y con ideas claras, que fuese capaz de buscarme el plan más estupendo existente y, como es evidente, esa persona ideal es mi madre. Pero ella no está por la labor, dice que ya soy mayorcita para hacer las cosas por mi misma, que no debería necesitarla para estas gestiones. Lo que ella no entiende es que las gestiones en sí son lo de menos, lo difícil en este caso es tomar la decisión y mantenerla, desarrollar la idea hasta el punto de no retorno, pero claro, para eso sí que la necesito a ella.
Conclusión: sigo en bucle y no sé cómo salir de él, parece que estoy atrapada hasta que el tiempo decida por mi y no me quede más remedio que pasar otro año más viviendo mi rutina; entonces me arrepentiré terriblemente de no haber tenido iniciativa; entonces ya no tendrá solución.

No hay comentarios: