domingo, 17 de agosto de 2014

Un mes.

Sólo escribo porque tú me lo pediste, sólo escribo porque no sé cómo desahogarme, sólo escribo porque me acerca a ti. Además de ser el único que conoce y conocerá este santuario abstracto, eres el único capaz de pedirme que vuelva a escribir y, como estás viendo, eres el único capaz de hacer que de nuevo deje fluir las palabras.

Un mes. En un mes has revolucionado mi mundo.
Suena de fondo La Fuga y eso no ayuda porque remueve más profundamente los sentimientos, esos que anoche, de pronto, decidieron revolucionarse y sublevarse, esos que se han levantado contra mí, han dado su propio golpe de estado y yo no sé cómo calmarlos.
Cuando estoy contigo me siento en calma, en paz, como si nada ni nadie pudiera romper ese estado, como si esa seguridad fuese a estar conmigo siempre, acompañándome, protegiéndome, acunándome en los malos momentos y susurrándome al oído que todo va a salir bien. Has provocado sonrisas sin control, risas sinceras y espontáneas, miradas furtivas y mensajes prohibidos, sensaciones inesperadas, escalofríos traidores, recuerdos reconfortantes y momentos mágicos. Tú.
Anoche descubrí que tengo un dragón dentro del cuerpo, un dragón que estaba profundamente dormido, pero que se despertó de golpe, asustado, cuando vi que te dabas la vuelta y te alejabas, sabiendo que ya no te iba a ver hasta dentro de mucho tiempo. Noté como salía de su sueño y se revolvía, noté cómo me arañaba por dentro, desgarrándome, noté su fuego recorriendo todo mi cuerpo y de pronto, sin saber cómo ni por qué, me vi a mí misma corriendo para alcanzarte sin saber qué era lo que quería decirte, sin saber cómo ibas a reaccionar, sin saber si debería haberme quedado sentada o no. Creo que es el abrazo más sincero, triste, angustioso, real y, a la vez, placentero que se han dado nunca dos personas, creo que es mi abrazo preferido, creo que no se me va a olvidar jamás porque me recrearé en ese momento cuando todo esté oscuro.
Me encantó cuando me definiste como un Universo, con un sol brillante, la parte bonita que aportan las estrellas pero, sobre todo, con mucha oscuridad; lo que tú no sabes es que toda esa oscuridad se ha visto un poco doblegada e incluso ligeramente reducida cuando dentro de ese Universo apareció un segundo sol, cuando apareciste tú.
Gracias por aparecer a ponerlo todo patas arriba, gracias por compartir tu tiempo conmigo, por llevarme a tu sitio secreto y por acompañarme al mío, por hacerme sonreír, por chincharme, por abrazarme, gracias por dejarme conocerte y gracias, sobre todo, por ser tú.