martes, 20 de mayo de 2008

¿Era aquel un dios vampiro?

Y, por supuesto, era la leyenda de Osiris lo que más me subyugaba; al adentrarme en todas aquellas viejas versiones de la historia, me sentí calladamente sobrecogido por lo que leía.
Hete aquí un antiguo rey, Osiris, hombre de extraordinaria bondad que aparta a los egipcios del canibalismo y les enseña el arte de la agricultura y de la elaboración del vino. ¿Y cómo es asesinado por su hermano Tifón? Mediante una treta, éste hace acostar a Osiris en una caja del tamaño exacto de su cuerpo y aprovecha para cerrar la tapa con clavos. Tifón arroja entonces la caja al río y, cuando la fiel Isis encuentra el cuerpo del rey, éste sufre un nuevo ataque de Tifón, que le descuartiza. Finalmente, todas las partes de su cuerpo son encontradas, salvo una.
Y bien, ¿por qué habría Marius de hacer referencia a un mito como éste? ¿Y cómo no habría yo de asociarlo al hecho de que todos los vampiros dormimos en ataúdes, que son cajas del tamaño exacto de los cuerpos (incluso la miserable multitud de la asamblea de les Innocents dormía en sus sepulcros)? Magnus me había dicho: “Debes dormir siempre en ese féretro o en un sitio similar.” En cuanto a la parte del cuerpo que se perdió, la que Isis no encontró, ¿no existía una parte de nosotros que el Don Oscuro no hacía revivir? Los vampiros podemos hablar, ver, gustar, respirar o movernos como los humanos, pero no podemos procrear. Y tampoco Osiris podía, por lo que se convirtió en Señor de los Muertos.
¿Era aquél un dios vampiro?
Pero aún había algo más que me tenía desconcertado y atormentado. Aquel dios Osiris era el dios del vino entre los egipcios, que más tarde se convertiría en Dioniso para los griegos. Y Dioniso era el “dios oscuro” del teatro, y ahora teníamos el teatro lleno de vampiros en París. ¡Ah, era demasiado espléndido!


Lestat, el vampiro. Anne Rice.

1 comentario:

The Anarchist dijo...
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